Alemania está en alerta ante el auge de la ultraderecha. Ya se vivió en las elecciones del pasado septiembre, en las que los extremistas de la AfD no solo consiguieron entrar por primera vez en el Parlamento, sino que, además, lo  hicieron como tercera formación más votada, y estos días miles de radicales han salido a la calle para hacer una demostración de fuerza tras el asesinato, el pasado domingo, de un joven germano en la localidad de Chemnitz, muerto en una trifulca en la que podrían estar involucrados dos inmigrantes -un sirio y un iraquí-.

La ciudad, situada en el este del país, se ha convertido en el epicentro de los ultras de toda la nación. Así, según informó ayer el Gobierno federal del estado de Sajonia, donde se encuentra esta localidad, más de 6.000 personas llegadas de otros puntos de la nación se dieron cita la noche del pasado lunes en una manifestación que se saldó con más de una veintena de heridos y 10 individuos están siendo investigados por hacer el saludo nazi -un delito castigado con penas que pueden ir desde una multa hasta los cinco años de cárcel-.