Muy temprano, con densa niebla y con mucho frío. Así dieron el primer paso una quincena de jóvenes que inauguraron ayer la clase del curso de pastoreo que se impartirá en la Finca Galiana durante los próximos seis meses. Son los primeros de un grupo que irá creciendo en los próximos días hasta llegar a 25 alumnos, todos ellos con disposición e ilusión por encontrar en el cuidado de las ovejas manchegas la oportunidad que tanto llevan esperando. Son jóvenes en paro, vinculados al mundo rural y dispuestos a trabajar para terceros o idear su propio negocio una vez que tengan la formación adecuada. Porque el oficio de pastor es hoy en día muy distinto del que se imagina y muy alejada de la bucólica paz del campo.
La tecnología irrumpió en las explotaciones de oveja manchega de tal modo que hoy apenas se concibe sin ella. Lo que antes era un oficio casi artesanal, donde el trabajo manual hacía interminables las labores, hoy es un trabajo serio para el que hay que estar formado. Así lo demanda la normativa de bienestar animal y sanitaria, pero también lo demanda la situación económica, que obliga a una intensa planificación del ganado para sacarle el máximo rendimiento.

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