Teo: "Necesito ayuda para olvidar lo que pasé en el camión"

Nieves Sánchez
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Teo Rodríguez, paciente con obesidad mórbida y que pesa 385 kilos, relata a 'La Tribuna' el infierno que padeció en el traslado a Turís desde el Hospital de Manises

Teo responde la llamada de 'La Tribuna' desde su habitación en el Hospital de Manises (Valencia). «Sí, soy Teo, el famoso Teo», ríe. Es la primera vez que lo hace durante la conversación, la segunda es al explicar que las mejores gachas que ha comido en su vida fue con su familia en Puertollano en uno de los muchos viajes a su ciudad natal, el último lo hizo hace tres años para visitar a sus primos y sus tíos. «Si me alegro de que mi caso haya dado la vuelta al país es porque no le ocurra esto a nadie más». Ahora está tranquilo, estable y esperanzado. «Estoy donde tengo que estar».

Las cinco horas que Teo Rodríguez, de 34 años y con obesidad mórbida, pasó el martes en un camión de mudanzas no podrá olvidarlas fácilmente. El centro hospitalario donde estaba ingresado por una insuficiencia respiratoria puso en riesgo la vida del joven, que pesa 385 kilos, al darle el alta y trasladarlo en un camión de mudanzas en contra de la voluntad de la familia al pueblo de Turís donde tiene su vivienda. «Estoy recibiendo ayuda psicológica porque durante el tiempo que estuve allí pasé mucho miedo, había muchos grados de temperatura y no tenía ventilación, no me dio algo de milagro, llegué a temer por mi vida».

Nadie mejor que Teo puede contar lo que ocurrió ese día. «Nadie excepto yo sabe lo que padecí, que me sentí como un mueble, peor que un animal porque a los animales cuando se les transporta se les lleva en camiones con ventanas», dice Teo, que no olvida lo ocurrido pero tiene intactas sus fuerzas «para luchar». «Quiero vivir, recuperarme y que esto sirva para otras personas que padecen esta enfermedad».

Pero sobre todo quiere volver a Turís con su novia y a su huerto, al campo, que tanto echa de menos y que tanta paz le da. «Hasta hace dos meses yo caminaba y me valía por mí mismo y lo que más añoro es salir al campo, a mí huerto, a cuidarlo, es que me daba la vida», relata con un marcado acento valenciano.

Teo afirma contundente que en el hospital «lo han hecho muy mal» y ahora «no dan pasos en falso, cumplen estrictamente las reglas». Con todo, su familia sigue adelante con la denuncia que el mismo martes por la noche interpuso, una vez lo reingresaron por su delicado estado de salud que empeoró en el camión, contra la Consejería de Sanidad y el hospital de Manises, que ahor sí está buscando una solución para trasladar a Teo a un centro con unidad especializada en el tratamiento de la obesidad mórbida.

«Ahora estoy bien y estoy en el sitio adecuado, el día que me dieron de alta lo hicieron todo a escondidas», cuenta despacio Teo, mientras busca palabras para explicar que al futuro lo mira con optimismo. «Hay momentos que me da el bajón, que decaigo, pero como le ocurre a cualquier persona que sufre una enfermedad que la limita, eso sí no voy a dejar de pelear por mí».

En valencia desde los 2 años. Nació en Puertollano hace 34 años, ciudad de la que también es natural su padre, su madre es de Almadén. El matrimonio se fue a Valencia a empezar una nueva vida cuando Teo tenía dos años, ya sus hermanas nacieron en Turís. Es valenciano, lo dice su acento y su amor incalculable por ‘la terreta’, pero se siente «igual de manchego». «Me encanta Puertollano y Almadén y no he ido en los últimos tres años porque ya no he podido por mi enfermedad, me pusieron un balón gástrico hace dos años pero fracasó mucho».

Ha trabajado de todo, pero sólo tiene cuatro años cotizados por la obesidad que limita su vida laboral. «He estado en fábricas de cartones, de madera y en la más importante de España de chatarrería y sí, quiero volver a trabajar y hacer una vida normal» dentro de las limitaciones de una enfermedad que padece «de toda la vida» pero que ahora más que nunca le ahoga.