Puntos Violeta y Arco Iris registran incidentes puntuales

Hilario L. Muñoz
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La intervención de las asociaciones Usawa y WADO busca informar a quienes se acercan al vermú y al botellón de fiestas sobre cómo denunciar actuaciones sexuales u homófobas

Todas las actividades en las que haya una alta concentración de personas han cambiado para siempre tras el caso de La Manada en Pamplona. Desde aquella fecha y hasta ahora, cada capital y pequeña ciudad programa campañas contra las agresiones y el 8 de marzo de este año ayudó a crear una consciencia que tiene su reflejo en puntos informativos o para realizar denuncias anónimas y el acompañamiento a mujeres. En Ciudad Real, durante estas fiestas, estas medidas quedan reflejadas en el Punto Dulcinea, gestionado por la asociación Usawa, quienes acuden cada día de esta semana al baile del vermú para informar y actuar si alguna mujer los requiere, y cada noche, hasta el 22, al botellón para desarrollar estas mismas medidas.

Esther Medina es una de las integrantes de esta organización, que en la plaza Mayor ponen en una marcha un protocolo pensado precisamente para los sanfermines tras La Manada. El objetivo es que quede reflejada toda agresión, aunque no haya denuncia judicial posterior, para tener conocimiento social de qué es lo que pasa en las fiestas de la ciudad. En este sentido, el protocolo implica no apuntar nombres ni edades, salvo lo ocurrido cuando una mujer demande su atención. Ya se puso en marcha durante la zurra, cuando una joven sufrió una ataque de ansiedad tras ser tocada en sus partes íntimas por varios sujetos, aunque posteriormente no denunció. Por el momento, este protocolo no se ha puesto en marcha durante las fiestas en el vermú pero sí en el botellón del Quijote Arena, donde ha habido alguna incidencia. A esta labor de denuncia y conciencia se suma la información con el reparto de «folletos contra las agresiones».

Con ambas actuaciones, el Punto Dulcinea es «de información, sensibilización, ayuda y acompañamiento». «No es un punto mixto y si viene una chica, la pasamos dentro del Ayuntamiento o a un lugar apartado, y siempre habrá una mujer con ella». Aunque nada ha ido en feria aún, Medina recuerda que se normalizan ciertas situaciones que merecerían la intervención, como puede ser que alguien vaya a pasar a un espacio que «empujen o te toquen». «Pasa en discotecas y en cualquier sitio», dijo.

Usawa es consciente de la necesidad de concienciar en espacios donde haya mucha gente pero también a ciertas horas en que el alcohol implica mayores problemas. «Cuando se pasa del vermú al Torreón hay más alcohol y más problemas y riesgo». Por este motivo, comprendieron que tenían que cambiar la puerta de la feria, donde estuvieron el primer día. «Allí hay que moverse más y hay más riesgo porque beber no justifica nada pero es un riesgo añadido» y recordaron que hay una gran distancia de la zona de botellón a la feria para llevar la denuncia.

La llegada de Usawa a las fiestas se produce tras su paso por la zurra y la pandorga. «Nos hemos organizado mucho mejor, hemos hablado con la gente y hay muchos que ya nos conocen y se acercan a preguntarnos». «La gente da las gracias y reconoce que es necesaria esta labor porque aunque parezca que no pasa nada, pasa, solo que no está tan visibilizado». De todos modos, Medina considera que «la gente se conciencia» como indica que «hay muchos voluntarios».

Por su parte, el responsable de WADO Lgtbi, Carlos Moreno, recordó que el Punto Dulcinea se convierte en Arco Iris, con la presencia de esta entidad para denunciar agresiones homofóbicas en la feria. «Hace falta ya que el año pasado hubo varias agresiones» y «sumar ambas atenciones implica que haya un punto donde se pueda atender». «Nosotros lo que hacemos son campañas de sensibilización», finalizó Moreno.