Podemos se tambalea

Pilar Cernuda
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El quinto aniversario de la formación morada se celebró de la peor manera posible, con una formación al borde de la escisión en la que Errejón ha roto definitivamente con Iglesias

Podemos se tambalea - Foto: Ballesteros

El 17 de enero de 2014, un grupo de jóvenes que se habían conocido en la Facultad de Políticas de la Complutense, anunciaban la creación de una formación política, Podemos. Cuando pretendían conmemorar su quinto aniversario, ha saltado por los aires. 

A Pablo Iglesias, inactivo desde hace días por su baja de maternidad, se le tambalea el suelo político. El día del aniversario recibía un mensaje de Errejón en la que le anunciaba que su lista a la Comunidad de Madrid se presentaría bajo el nombre Más Madrid, igual que Carmena, y a las pocas horas, cuando la noticia era de dominio público, el líder morado respondía con una carta en la que anunciaba que presentaría una lista alternativa. En declaraciones posteriores, lo consideraba expulsado; y éste respondía que seguía perteneciendo al partido que creó. Era la guerra. 

Guerra larvada desde hacía meses, y que llega a Podemos en el peor momento, cuando faltan cuatro meses para unas elecciones cruciales y cuando sus socios, las confluencias, se han ido alejando del proyecto, hasta el punto de que casi todos ellos se presentarán con sus propias siglas y en muchos casos siendo rivales. 

De los cinco fundadores de Podemos, Pablo Iglesias, Carolina Bescansa, Íñigo Errejón, Juan Carlos Monedero y Luis Alegre, solo Iglesias se sienta hoy en un despacho en la calle Princesa. Los demás se han ido quedando por el camino. Alegre fue el primero en irse, Monedero mantiene una situación ambigua sin ruptura pero sin ocupar cargos, Bescansa y Errejón han acabado mal al cuestionar la manera en la que el líder impone su criterio. Bescansa firmó su acta de defunción cuando escribió un documento en el que exponía su visión sobre cuál debía ser el planteamiento futuro, nada que ver con el que había diseñado el vallecano para mantener su férreo control. Apartada y consciente de que no formaría parte de unas nuevas listas al Congreso, se presentó a las primarias en Galicia... y perdió. En cuanto finalice la legislatura, se reintegrará a sus clases en la universidad.

Errejón, el amigo del alma de Iglesias y brazo derecho durante años, empezó a distanciarse de él en 2016, harto de su egocentrismo y de que tomara decisiones sin consultar al resto del partido. Nunca ocultó su disconformidad con el pacto electoral que hizo Iglesias con IU, que además no tuvo el resultado que esperaba. Era tanto el malestar de Errejón que en Vistalegre II, presentó una candidatura rival. Se midieron en primarias y ganó Iglesias, que anunció que le presentaría candidato al Gobierno regional de Madrid en  2019, haciendo tándem con Carmena, que optaría nuevamente a la Alcaldía.

Hasta ahí todo controlado, aunque el distanciamiento entre los dos se convirtió en un abismo que disimulaban en público pero no en privado. Ylas aguas bajaban turbias. El secretario general morado en Madrid, el controvertido y polémico Ramón Espinar, que detesta a Errejón, no paró de ponerle zancadillas, y este se aproximó a Carmena, que tras conquistar el Consistorio empezó a separarse del partido. 

Sintiéndose fuerte como alcaldesa, hace más de un mes anunció que incorporaba a su lista a la media docena de concejales de Podemos que habían formado parte de su equipo de Gobierno, de manera que no necesitaban pasar por el proceso de primarias al que les obligaba Iglesias como militantes. 

Si a todo eso se suma que Espinar intentó meter mano en la lista que pretendía formar Errejón, que además debían incrustar a miembros de IU por el pacto que mantenían con Podemos, se comprende que decidiera tirar por la calle de en medio y anunciar que su candidatura se presentaría con el nombre Más Madrid. Es decir, que dejaba plantados a Podemos, a Iglesias, a Espinar y a Garzón, el líder comunista. Estaba harto de aguantar y se arrimaba a Manuela Carmena.

Los problemas para Pablo Iglesias no son solo con los fundadores. Ha cometido errores que han irritado a dirigentes y militantes de Podemos, pero también a jefes de otros partidos que, también en privado, cuentan que el de Vallecas es un personaje de trato complicado porque está tan pagado de sí mismo que provoca situaciones inadmisibles. En el recuerdo de todos está la rueda de prensa que convocó cuando Pedro Sánchez era recibido por el Rey en la ronda de consultas para proponer un presidente, e Iglesias anunciaba que en un Ejecutivo de coalición con el Partido Socialista, él tendría la Vicepresidencia, el CNI, Defensa, RTVE y Justicia. Para ir abriendo boca.

Desde el PSOE varias voces han expresado los últimos meses su malestar porque el número uno de los morados se atribuía funciones que nadie le había dado, como sucedió, por ejemplo, cuando se entrevistó con los políticos independentistas que cumplen prisión provisional, y explicó después que lo había hecho porque Pedro Sánchez le había pedido su mediación, lo que La Moncloa desmintió categóricamente y provocó un visible alejamiento entre los dos políticos, agravado cuando Iglesias puso en cuestión los Presupuestos Generales del Estado. 

Un dirigente político que ha tenido bastante trato con él contaba no hace mucho tiempo que no era una persona fiable, porque siempre que llama lo hace para utilizar esa llamada para presumir después de que hablado con Fulano o con Mengano, que tiene excelente relación con ellos, que puede utilizarla para mediar en lo que haga falta... y se va creando una aureola de conseguidor que no se corresponde en absoluto con la realidad.

Si actúa así con dirigentes de otros partidos, qué no hará con sus subordinados en Podemos. Con cualquiera de ellos con los que se hable se quejan siempre de lo mismo: no consulta, no comparte, no cambia impresiones. Simplemente, impone sus decisiones. Por otra parte, hace caso omiso a las normas de la formación, entre ellas la que obliga a renunciar al escaño tras dos legislaturas. Cuando él y su mujer se metieron en la compra de un chalet en Galapagar, con una importante hipoteca a pagar en 30 años, en el partido se dieron cuenta de que ni él ni Irene Montero se habían planteado que no recibirían eternamente los salarios de diputados.

Esa actitud de imposición, además de provocar rupturas en la cumbre, ha causado también crisis en las llamadas confluencias. Ni Compromís ni las Mareas quieren ir a las próximas elecciones bajo el paraguas podemita sino participar con sus propias siglas. En Barcelona, Ana Colau y En Comú han diluido la marca Podemos; en Andalucía, Teresa Rodríguez ha introducido el nombre Adelante Andalucía, y en Madrid la alcaldesa Carmena está imponiendo su lista y el Más Madrid... al que ahora se suma Errejón con su lista al Gobierno regional.

La respuesta de Pablo Iglesias ha sido más que contundente: Podemos presentará otra lista, a ver quién puede más. Pero el problema no es quién consigue pegar con más contundencia, sino hacer una reflexión sobre qué pasa en Podemos para que no puedan celebrar siquiera su quinto aniversario.