Un año y medio de prisión para una 'mula' raptada con 'coca' en Barajas

Pilar Muñoz
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Ocho personas pactan penas de entre uno y seis años de cárcel por tráfico de drogas, la mayor condena es para un boliviano vecino de Tomelloso 'pillado' con dos kilos de cocaína

El detenido es conducido por la Policía Nacional tras el juicio. - Foto: Tomás Fdez. de Moya

Le contrataron como 'mula' para transportar en el interior de su cuerpo una partida de cocaína (un kilo aproximadamente en varias bolas ingeridas) desde Bolivia a España. Pero nada más aterrizar en el aeropuerto madrileño de Barajas fue secuestrado por dos rumanos para quitarle la droga por un ajuste de cuentas. Se lo llevaron a una vivienda de Madrid para que expulsara la cocaína y después le dejaron marchar a la localidad ciudadrealeña de Tomelloso, donde residía. Ocurrió el 10 de marzo de 2013. Ayer, un año y siete meses después, se sentó en el banquillo de los acusados de la Audiencia Provincial de Ciudad Real junto a otras siete personas para responder de un delito de tráfico de estupefacientes. Se enfrentaban a penas de entre dos y ocho años de prisión, según su implicación.

Sin embargo, el juicio no llegó a celebrarse al alcanzar las partes (fiscal y defensas) un acuerdo de conformidad tras el reconocimiento expreso del delito que se les imputaba. Uno de los eslabones más débil de la cadena del narcotráfico, el hombre que hizo de 'mula', un boliviano de iniciales     C. A. R. R., pactó una pena de un año y seis meses de prisión, frente a los cinco que inicialmente pedía el Ministerio Público ejercido en esta causa por Victoria J. García Gavilanes.

El 'mulero', otro boliviano que responde a las iniciales J. A. A. F., alias 'Pepe', firmó una condena privativa de libertad de dos años    (se enfrentaba a cinco y medio de cárcel). Según el Ministerio Fiscal, en febrero de 2013 encargó una partida de cocaína a individuos residentes en Bolivia que no han podido ser identificados. Para traer la droga a España entró en contacto con C. A. R. R., indicándole el modo en el que tenía que transportar la droga (ingiriéndola) tras concertar previamente con los también acusados O. A. P.  e I. A. P., tío y padre del 'mulero', que le recogieran en el aeropuerto de Barajas para traerlo a Tomelloso.

 Precisamente, para O. A. P., también boliviano, se pedía la mayor condena: ocho años, al considerársele un cabecilla. Ayer, tras admitir el delito que se le imputaba y los hechos relatados por el Ministerio Público pactó seis años y un día de prisión, la mayor pena que finalmente se va a imponer a los ocho acusados.

El resto de imputados se ha conformado con penas de entre  nueve meses y tres años.

Hechos. La investigación se inició tras la sospechas de que una vecina de Tomelloso, española que responde a las iniciales A. R. B. G. se dedicaba al tráfico de drogas. Su marido, E. M. E. H., marroquí, llegó a reconocer ante la Policía que su mujer se dedicaba al tráfico de drogas para poder suministrarse cocaína porque era consumidora. Así las cosas, los investigadores pidieron autorización judicial para intervenir los teléfonos y de este modo se llegó hasta otros sujetos que se dedicaban al tráfico de drogas en distintas escalas sin que se pudiera determinar una conexión exacta sobre la pertenencia a un grupo criminal. Al parecer, según la información que maneja la Fiscalía, actuaban de forma aislada y en ocasiones de mutuo acuerdo.

Uno de ellos utilizaba el bar que regentaba para la venta de drogas y otros la calle o su propio domicilio. A través de una de las escuchas se supo que se iba a producir un envío de cocaína a España desde Bolivia. La 'mula' se desplazaría hasta Bolivia, se tragaría las bolas de cocaína para transportarla e introducirla en España a través de Baraja. Sin embargo, cuando desembarcó le aguardaban dos rumanos que le secuestraron y le llevaron a una vivienda de Madrid donde le obligaron a expulsar las bolas de cocaína. Después le dejaron en libertad.

Por ello cuando llegó a Tomelloso no se encontró la droga en su poder. No obstante, había pruebas suficientes para su detención.

La identidad de los rumanos no se ha podido conocer. En las escuchas telefónicas si aparecen, incluso uno de ellos habla con el cabecilla, J. A. A. F. para decirle que tiene que pagar a C. A. R. R. algo de dinero porque hizo el trabajo, trajo la droga a España, aunque no llegara a sus manos porque se la quitaron por unas deudas contraídas con aquel.

Esta rocambolesca historia no acabó con la detención del secuestrado y el 'mulero', ya que llevó hasta otros individuos como O. A. P. en cuya vivienda se hallaron dos kilos de cocaína. De ahí que la pena solicitada inicialmente fuera mayor y la conformidad también: seis años y un día de cárcel.

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