David Céspedes atiende a La Tribuna en su estudio, en el mismo lugar en donde realizó la foto que le valió el reconocimiento de sus compañeros de profesión.

¿Cómo le llega este premio?

La Sociedad Fotográfica Profesional de España tiene la particularidad de que solo admite a fotógrafos profesionales y desde hace unos años organiza un concurso con esta condición, sólo para fotógrafos profesionales. Es muy curioso ver, según la zona en la que esté el autor, la moda que se sigue en ese momento, si es un fotógrafo de costa o de interior, de si hace reportaje social o retrato. Este año hice una serie de retratos a un señor ya mayor con el que tengo una cierta amistad y me decidí a presentar una foto. La verdad es que la entrega del retratado fue total. Y cuál fue mi sorpresa cuando hace unos días me comunicaron que había sido premiado en la categoría de retrato.

¿Cómo debe ser un retrato?

La fotografía va completamente ligada a la pintura, sobre todo el arte del siglo XVI y XVII. Creo que debe tener una apariencia psicológica del retratado que sea capaz de transmitir el carácter y la forma de ser de la persona. En la fotografía eso es más complicado de conseguir, pero por lo menos hay que intentarlo. Y yo creo que este retrato transmite la bondad de esta persona, que durante muchos años ha sido alguien completamente serio, formal, bondadoso…

¿Cuánto tiempo trabajó en esta fotografía?

No fue una sesión en la que él viniera al fotógrafo, sino que yo le propuse que viniera a mi estudio con su mujer una tarde porque me apetecía hacerles fotos. Antes de la sesión te haces un pequeño guión más o menos de lo que quieres, aunque muchas veces ese guión es todo lo contrario de lo que te da el resultado final, pero eso lo va diciendo el propio proceso según vas trabajando. Ves que el retratado disfruta, que no le importa cambiar de postura. Como vino con su mujer y les retraté a los dos, estaban ambos muy a gusto. Fue una sesión de unas dos horas, no más porque se cansaban mucho.

¿Cuánto hay del fotógrafo en un retrato?

Aquí hay una mezcla entre un trato amigable con el retratado y un trato de fotógrafo profesional. Tienes que mantener el nivel de un buen retrato, ellos te lo agradecen, hagas el tipo de foto que hagas. Son muy generosos. Pero también tienes que hacer una abstracción de la persona a la que vas a retratar, para mantener ciertas características técnicas. Hoy en día un fotógrafo es más informático que fotógrafo. Por suerte, he vivido la época del negativo y sigo haciendo las fotos casi como si fuera con negativo, aunque es muy difícil de conseguir. Intentas respetar al máximo la técnica para luego retocar lo mínimo, aunque es algo inevitable. Desde luego que la posibilidad de retocar es la grandeza de la herramienta digital. Pero la acumulación de luces y sombras hay que intentar hacerla en el estudio, no en el ordenador.

¿Por qué hace la foto en blanco y negro?

Posiblemente, porque en función de la elección que se haga, la iluminación puede resultar más o menos dramática. Si queremos hacer un retrato realista, hay que darle un poco de dramatismo y el blanco y negro ayuda. En el color la gama de luces es mucho más neutra. El blanco y negro hace resaltar los caracteres, las manos, que dan vida a una foto.

Volviendo al principio, ¿por qué participar en el concurso de la sociedad?

En primer lugar, por ver lo que hacen los demás. Me parece muy interesante ver qué se está cociendo. Todos los que participamos somos profesionales y nos debemos a nuestra clientela, aunque tengamos también nuestra iniciativa. Te da la posibilidad de ver una foto y, sin conocer al autor, saber más o menos en qué área está hecha.