Aprender a vivir con menos agua

Javier D. Bazaga (spc)
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España reduce el consumo de este líquido tan preciado en un 12 por ciento en un lustro

Aprender a vivir con menos agua

¿Quién no ha ido a cerrar ese grifo que goteaba? ¿Cuántos de nosotros se lavan ya los dientes con el agua corriendo? ¿A quién no se le ha escapado alguna vez esa proclama de No gastes tanto agua que no la regalan? De un tiempo a esta parte hemos aprendido que el agua es un bien escaso, y más los que han tenido que sufrir períodos de sequía en los que han visto cómo se racionaba este líquido elemento.
Las campañas han hecho su trabajo en la población a la hora de tomar conciencia de que su despilfarro puede traer graves consecuencias. De hecho, desde hace décadas, el consumo de este líquido en España ha ido descendiendo de manera sostenida. Pero si algo ha contribuido a que éste haya bajado de manera notable en los últimos cinco años han sido la innovación y una vieja conocida: la crisis.
Son las conclusiones a las que ha llegado la Fundación Aquae a través de su ya sexto estudio,  Aquae Papers, La reducción del consumo del agua en España: causas y tendencias. El equipo, coordinado por Asunción Martínez, ha analizado la evolución de los gastos a través de dos casos prácticos, el de la ciudad de Alicante y el del área metropolitana de Barcelona que, sin embargo, son extrapolables al resto de localidades.
Así, los nacionales han aprendido a vivir con una media de 15 litros de agua menos por habitante y día, situándose el consumo entre los 105 (área de Barcelona) y los 119 (Alicante). Un descenso que los responsables del texto han justificado por dos grandes motivos, uno estructural como es la innovación técnica, con electrodomésticos cada vez más avanzados que hacen su labor cada vez con mayor ahorro, como las lavadoras y lavavajillas de consumo eficiente, que ayudan a ahorrar entre un 40 y un 60 por ciento más con respecto a los modelos tradicionales, o las cisternas de doble descarga.
Y en el otro lado, en el coyuntural, la crisis económica, que sumada a la ya implantada concienciación, ha supuesto una merma en el grado de ocupación de segundas residencias de carácter estacional, o el incremento de la factura. También ha influido el aumento de casas más pequeñas o aquellas cerradas con motivo del regreso de sus habitantes a sus lugares de origen.
Pero no son los únicos factores, los responsables de la investigación aludieron, además, a la concienciación, el envejecimiento de la población que indica que a mayor edad, más conservadores en el consumo, la eficiencia alcanzada en el abastecimiento que ha conseguido mejorar los rendimientos hasta el 90 por ciento, o la reutilización de aguas pluviales para riego.
Para la coordinadora del proyecto, la tendencia «continuará a la baja» ya que las innovaciones incidirán aún en el descenso del consumo, aunque «de manera más moderada» que antes. Sin embargo, una vez que pase la crisis, se estima que queda recorrido para crecer en el gasto ya que, más que la actividad doméstica, será el sector empresarial el que vuelva a hacer uso de este recurso que en la recesión se ha visto obligado a reducir, tanto que el 83 por ciento de los grandes consumidores encuestados ha reconocido haber cambiado sus sistemas de abastecimiento para bajar sus consumos de agua.