Si el pasado año la IV generación de la Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico sorprendía con un Fuenteovejuna intenso, cargado de intenciones y que no dejaba indiferente a nadie. Este año, buena parte de ese reparto, a modo de despedida- la cantera debe seguir creciendo,- con una coqueta y fresca propuesta de La dama Boba de Lope de Vega, que en el Fúcares, y a las órdenes de Alfredo Sanzol, se convierte en un montaje íntimo muy millenial. 

Que Sanzol, uno de los directores de escena que más éxitos de público está cosechando en los últimos años fuera el encaragado de dirigir a la Joven con este texto de Lope ya era una invitación a conocer cómo se iba a cocer esta boba antes incluso de que  la 41 echara a andar. Y hay que reconocer, que sin gran espectacularidad, tirando de pequeños detalles, incluso de austeridad hasta en el vestuario, la propuesta no falla y cumple su propósito.La risa del público, a veces su carcajada, su interés durante la función y su devoción una vez terminada la función, con buena parte del patio de butacas puesto en pie.  

En resumen, podría decirse que sanzol, ‘sanzoliza’ de principio a fin este Lope, haciéndolo cercano,   divertido, y poniendo el acento en el gesto, la palabra y la música, que es uno de los ejes sobre el que pivota con soltura esta propuesta, que estará en el Fúcares hasta mañana sábado. 

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