Trazos que traspasan los muros del autismo

Raquel Santamarta
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El ilustrador Miguel Gallardo, autor de María y yo, abordó la comunicación con su hija a través del dibujo • La joven se queda con los nombres de todas las personas que conoce

Taller de autísmo en la biblioteca - Foto: /Fotos Rueda Villaverde

Las personas con autismo no son discapacitadas, simplemente son diferentes. Son aprendices visuales de la realidad y los dibujos ayudan a tender puentes hacia la comunicación en un contexto en el que, a sus propias limitaciones, se unen las barreras que otros les imponen. Ayer, el ilustrador Miguel Gallardo estuvo en la Biblioteca Pública del Estado de Ciudad Real (y por la tarde en Autrade) para hablar de su historia, la de él y la de su hija María, una joven de 18 años que «es capaz de acordarse de los nombres de todas las personas que ha conocido a lo largo de su vida». Como es de esperar, su padre no.
«Siempre vamos con una libreta haciendo listas», confesó Gallardo en el marco de una charla en la que abordó un trastorno cuyo origen sigue siendo un enigma y que se caracteriza por la incapacidad de interacción social, el aislamiento y una serie de conductas a menudo repetitivas, restringidas o estererotipadas que no dejan de ser una respuesta a su desconcierto frente al mundo.

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