La Junta diseña un Plan de FP para la nueva industria

Redacción
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En el documento se plantea revisar el mapa formativo cada dos o tres años para adaptarlo a la demanda. Los sindicatos piden más concreción, tanto en las medidas como en su presupuesto

La Junta de Comunidades ultima el que será el III Plan de Formación Profesional de la región. Las líneas generales del documento, al que ha tenido acceso La Tribuna, ya estarían definidas y el Gobierno regional está ahora sondeando a los agentes sociales para conocer su opinión, que a priori es favorable. No obstante, desde algunas centrales se apunta ya la falta de concreción de este borrador y, sobre todo, de un presupuesto claramente definido.

El objetivo fundamental de este nuevo plan es favorecer un cambio en el modelo productivo de la región tras la crisis, enfocando la formación profesional a sectores como el turismo y lo que el Gobierno denomina como la «nueva industria». Como reconoce la propia Junta, la última recesión económica puso de manifiesto la fragilidad del modelo económico castellano-manchego y ahora, en el marco de la recuperación, toca hacer cambios.

Una de las conclusiones que saca en claro este borrador es que durante los crisis «buena parte de los sectores industriales han mostrado su fortaleza, apoyándose en tasas de exportaciones creciente y un alto dinamismo, tanto en términos de innovación como de productividad». Por eso, no duda en asegurar que «la industria, una nueva industria, está de vuelta».

Porque no toda la industria estaría incluida en este documento. Este plan recomienda apostar «por nuevos sectores de mayor contenido tecnológico y generadores de valor», así como en «transformar las actividades productivas tradicionales en nuevas industrias tecnológicamente más avanzadas».

En este último bloque estaría, por ejemplo, la industria agroalimentaria, que a día de hoy da trabajo a una cuarta parte de los ocupados de la región. El reto aquí estaría en «optimizar la especialización» de estas empresas, para construir un tejido industrial agroalimentario «de alto valor y elevado potencial comercializador». Para ello, se requerirán nuevos perfiles técnicos y la «hibridación con nuevas culturas y sensibilidades empresariales».

En el lado opuesto están las industrias manufactureras intensivas en mano de obra, que en Castilla-La Mancha se centran básicamente en el textil, el calzado, la madera y los materiales de construcción. Industrias que están expuestas la competencia internacional de los países emergentes y reclaman, como ya ve la Junta, una «recualificación» de sus excedente de empleo hacía otros ámbitos.

Las nuevas industrias. En cuanto a las ya citadas «nuevas industrias», este plan de formación profesional llama la atención sobre las que denomina como «actividades prometedoras para la región, como la aeronáutica o la energía». Sectores impulsados por grandes empresas y que requieren de empleo cualificado, pero que también arrastran tras de sí a un importante tejido auxiliar, necesitado como los grandes de profesionales bien formados.

Es aquí donde la Junta se apunta el propósito de impulsar la creación de «duster» o agrupaciones de empresas auxiliares en torno a «empresas tractoras». Para ello, requiere el apoyo de la Universidad y de los diferentes centros tecnológicos con sede en la comunidad.

En cuanto al turismo y la cultura, este borrador llama la atención sobre la necesidad de poner en marcha nuevas cualificaciones y «nuevas formas de entender tanto la comercialización como la producción de estos servicios». Entre otras cosas, se trataría de formar a los jóvenes interesados en lo que se ha venido en conocer como ‘turismo de experiencias’.

Como se concluye en este documento, «el futuro que afronta la región no es «ni desalentador ni falto de oportunidades, pero su materialización exige transitar en el camino de la exigencia competitiva, de la cualificación y de la recualificación continuada».

cómo detectar la demanda. En este sentido, se plantea poner en marcha un modelo propio de detección de necesidades formativas, que «oriente periódicamente la oferta educativa y laboral» y que evalúe su impacto en el mercado de trabajo. Para ello se debería integrar también la opinión y las perspectiva de los empresarios y de los agentes sociales, según reconoce la Junta en este documento.

Con todo, este modelo está apenas esbozado en el borrador de este plan de FP, si bien se apunta ya la necesidad de revisar el modelo cada dos o tres años, para conseguir una adecuación real de la oferta formativa a la demanda laboral.

colaboración de la empresa. Entre los deberes a llevar a cabo por la Administración, este plan ahonda en la necesidad de buscar convenios con empresas y entidades, para que faciliten equipamiento para los alumnos. Se plantea aquí la posibilidad de distinguir a las empresas colaboradoras con algún tipo de certificado o reconocimiento.

Y se prevé también la puesta en marcha de un programa estable de búsqueda de empresas para proyectos de formación profesional. Sin olvidarse de los centros tecnológicos como posibles colaboradores. Unos espacios muy en boga a principios de siglo pero que a día de hoy están infrautilizados.

Además, este borrador retoma la idea de los Centros Integrados de Formación Profesional e insiste en potenciar programas de movilidad, como el ‘Erasmus +’, y la red de contactos con otras comunidades autónomas para compartir experiencias.

Asimismo, se quiere potenciar que los ciclos superiores de Formación Profesional sean también «intermediarios tecnológicos» entre la universidad y los centros tecnológicos y las pymes.

Desde el ámbito sindical, muchos son los que piden la reforma del Consejo regional de Formación Profesional, para dar cabida en él a los profesores de FP. Como advierten desde Anpe, «no tiene sentido» que los profesores no estén en el seguimiento y evaluación de un plan que les afecta.

Por su parte, desde STE se advierte de que debe haber una «coordinación real» entre Educación y Trabajo, «planes realistas» de dotación de recursos y «un replanteamiento» de la llamada FP Dual.

CSIF, en cambio, centra sus advertencias en la necesidad de favorecer ciclos formativos que permitan la permanencia de los jóvenes en el medio rural y, no perder de vista que muchos de los formados en La Sagra toledana y el Corredor del Henares, también tienen a Madrid como referencia laboral.

Este sindicato también se muestra muy crítico con el hecho de que en el documento no haya referencia alguna a la llamada FP Básica, ni se detalle cambio alguno en cuanto a profesores de apoyo y desdobles en los talleres.

Además, «el hecho de que no ir acompañado de una memoria económica y de unos indicadores objetivos de medición de contenidos y resultados, hace que este plan se quede en una cuestión de intenciones», concluye CSIF.

Con todo, el objetivo del Gobierno regional es que este plan esté listo de cara al otoño. Se verá.