La tregua en Ucrania saltó ayer por los airees. Y es que un tiroteo en un puesto de control en la región insurgente de Donetsk causó la muerte de, al menos, cinco personas. El incidente, muy confuso, generó un torrente de acusaciones mutuas entre prorrusos y el Gobierno de Kiev. Así, Moscú y los insurgentes ucranianos denunciaron la pérdida de «civiles inocentes» acusando al Gobierno de Ucrania, mientras que los servicios de inteligencia de Kiev apuntaron a las milicias prorrusas como responsables del ataque para provocar un enfrentamiento.

El ataque fue protagonizado por una docena de hombres armados con fusiles, que dispararon desde cuatro automóviles, en los que, finalmente, se dieron a la fuga.

Los prorrusos lograron apoderarse de los dos coches, y aseguraron que en su interior encontraron armamento, explosivos y simbología del grupo ultranacionalista Sector de Derechas. Este incidente fue uno de los cinco ataques perpetrados ayer contra puestos de control en Slaviansk.

Cruce de recriminaciones. El Ministerio del Interior ucraniano rechazó las acusaciones y declaró que no ha efectuado ninguna operación en Donetsk.

Además, Kiev acusó a Moscú de estar detrás del incidente. «En Slaviansk, aparte de elementos subversivos y criminales respaldados por unidades especiales de la Federación Rusa, no ha habido representantes de ninguna organización ucraniana», declaró el Servicio de Seguridad de Kiev.

Asimismo, la subsecretaria del Consejo de Seguridad y Defensa Nacional de Ucrania, Victoria Siumar, aseguró que el misterioso ataque y la inmediata difusión de las denuncias de los insurgentes en los medios rusos es «una provocación» y «un ejemplo de la propaganda rusa».

Por su parte, el grupo ultraderechista ucraniano Sector de Derechas también negó su implicación afirmando que sus efectivos están subordinados a las fuerzas de seguridad y denunció la manipulación informativa orquestada por los medios afines al Kremlin.

Los insurgentes prorrusos consideraron que el golpe supone la ruptura de la tregua declarada por los rebeldes y las Fuerzas de Seguridad con ocasión de la Pascua ortodoxa. «Recuerdo que la víspera la resistencia anuncia una tregua durante las fiestas. Ahora, la tregua se ha roto. Valoramos la acción como una provocación», señaló un portavoz rebelde.

Mientras, la Cancillería rusa se mostró «indignada» con el tiroteo. «Esta provocación demuestra la falta de voluntad de Kiev de controlar y desarmar a los nacionalistas y extremistas. Causa sorpresa que ocurriera tras la firma en Ginebra de una declaración en la que se llama a abstenerse de cualquier acción violenta, amenaza o provocación», señaló.