Es difícil establecer quién es el triunfador de la XX edición del Festival Corto Ciudad Real; la única película que alzó dos trofeos, Clac, del francés Fabien Ara, no estuvo en ninguno de los tres premios principales, sino que se quedó con los galardones al mejor director joven, dotado con 500 euros, y el premio del público a la mejor obra no local, con la misma dotación económica.

Las distinciones a los mejores cortometrajes de ficción (dotado con 1.500 euros), documental y animación (recompensados ambos con 1.000 euros) pusieron ruta a Irlanda, Madrid y Eslovenia, puesto que  En la primera de estas categorías se impuso Ian Hunt Duffy por el cortometraje Gridlock; este corto crea una situación angustiosa en medio de un atasco en un carretera rural y la desaparición de una niña.

El jurado puso el premio al mejor documental en manos del madrileño Pedro Vikingo, por el corto La pureza, centrado en la vida de cinco niños; mientras que el trofeo al mejor corto de animación correspondió al esloveno, Dusan Kastelic, por The box.

El premio al mejor cortometraje de factura local lo recogió Daniel Chamorro por su documental Huellas de luz, donde cuenta la historia del cine en Ciudad Real, en especial de las salas y otros lugares donde se proyectaban películas.

La galería de distinciones se completó con la valenciana Silvia Carpizo, que obtuvo la mención especial como mejor directora, por The neverending wall, un cortometraje de animación; así como el ciudadrealeño Jaime Villena, que se alzó con la mención del público al mejor corto local, por su documental De sol a sol.

Pero si el sábado por la noche hubo un triunfador en el Teatro Quijano fue Fran Gil, que como maestro de ceremonias y con la colaboración de Ivi Verdejo logró llevar de la mano a los espectadores sin que la gala se les hiciera larga.

Gil contó con la colaboración de los voluntarios de toma mi tiempo, que actuaron de auxiliares para conducir los trofeos al escenario ataviados de distintos personajes de cine, desde Charlot hasta La Novia de Kill Bill; mientras que en otros momentos fue el Coro de Actores de Madrid el que puso ambientación de cine con su peculiar interpretación de algunas bandas sonoras. La masa coral también arropó a la madrina de la ceremonia Rosario Pardo, en su interpretación del tango Volver.

Quizá fue el corto protagonismo de la actriz de Cuéntame, la única pega de una gala muy bien medida, que hasta supo tratar como estrellas a los miembros del jurado, el director mejicano Esteban Roel; la actriz Raquel Pérez; el compositor Pablo Cervantes; el actor Emilio Buale y el director de la Escuela de Arte de Ciudad Real, Pedro Lozano.