La calle se llena ante María Auxiliadora

Diego Farto / Ciudad Real
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Los alumnos del colegio Hermano Gárate realizan la procesión de María Auxiliadora después de celebrar la eucaristía en San Pedro de forma solemne, presidida por el obispo

Los estudiantes del colegio salesiano Hermano Gárate formaron ayer un largo cortejo que partió de la iglesia de San Pedro en la procesión de María Auxiliadora, en lo que fue un día especial para el centro, y que comenzó una hora antes con una misa solemne en la iglesia de San Pedro, presidida por el obispo Gerardo Melgar.

La procesión pasó por las calles Ruiz Morote, Carlos Vázquez (Cuchillería), General Aguilera, plaza del Pilar, Avenida del Rey Santo y pasaje Ramírez de Arellano por donde accedieron al colegio Hermano Gárate.

La comitiva se formó en orden ascendente, con los alumnos de primaria en primer lugar, detrás de la cruz de guía, hasta llegar al paso de Don Bosco. El repique de tres cajas servía para marcar el avance de las chicas que portaban a un hombro, todas ellas a punto de terminar sus estudios en el colegio salesiano.

A partir de ahí, formaban las filas los alumnos de ESO, Bachillerato y ciclos formativos, hasta llegar pero antes de que salieran de la iglesia la imagen de María Auxiliadora, también llevada por los estudiantes de segundo de Bachillerato. Por delante marchaban los alumnos que este año tuvieron su primera comunión, los de cuarto de Primaria, la única excepción al orden ascendente en la disposición de la comitiva.

En el momento en que la imagen de María Auxiliadora traspasó el umbral de la Puerta del Sol, recibió el saludo con los acordes del himno de la banda de la Agrupación Musical Santa Cecilia, de Calzada de Calatrava. Tras la imagen presidía la marcha el director del colegio.

Gerardo Melgar, subrayó ayer el papel de María como ejemplo de vivir en la fe para los cristianos.

Al templo, animado por la presencia de cientos de niños de todas las edades, aunque agrupados en función del nivel de estudios que cursan, acudió un buen número de familiares de los escolares; además de los profesores del centro, una delegación de la Hermandad de la Palmas, históricamente ligada al colegio y representantes de otros centros salesianos de la provincia, además de familiares y amigos de los participantes.

En su intervención, Gerardo Melgar recordó que la Virgen María «es ante todo y sobre todo un modelo de vida cristiana» y «un testimonio auténtico de vida de fe», puesto que es «la primera y la más auténtica de los cristianos».  El obispo señaló que según la lectura del Evangelio, «María se ocupa fundamentalmente de Dios».

Del mismo modo, recordó que la Virgen «acepta aquellas palabras del Ángel de que va a ser la madre de Dios», a pesar del asombro que le producen esta elección. Pero también recordó que María es «una mujer que está atenta a las necesidades de los demás», en su papel de mediadora.

Gestos simbólicos. La misa estuvo marcada por momentos muy simbólicos, como cuando cuatro jóvenes extendieron sobre sus cabezas y delante del altar el manto de la Virgen y a continuación se solicitó a los representantes de los distintos estamentos, pero también al obispo que se situaran bajo el tejido para escuchar algunas lecturas. Posteriormente, el prelado recibió este mismo manto momentos antes de la consagración.

Al concluir, tomó la palabra el director de este centro, Julián Sánchez, para destacar que esta celebración fue «la primera tarea pastoral», en la capital del obispo de Ciudad Real, Gerardo Melgar.

Junto al altar, en el lado del Evangelio, a la izquierda de la cabecera, se encontraba la imagen de María Auxiliadora, mientras que en lado de la epístola se situó el paso de Juan Bosco.

Detrás del altar y de los sacerdotes que concelebraron la ceremonia con el titular de la diócesis,  se encontraban los alumnos más pequeños del colegio, los de Educación Infantil, que luego fueron los primeros en salir para dirigirse de regreso al centro por la vía más directa, es decir, por la calle Ramón y Cajal y la plaza del Pilar.