Cuando la década de los 30 del siglo XX abría sus ojos nada hacía presagiar lo que sucedería pocos años después. Ciudad Real aspiraba con fuerza los aires de cambio, de renovación, de un optimismo que le empujó a explorar nuevos lenguajes. Tras Primo de Rivera y con la Segunda República en abril de 1931, la palabra progreso adquiría carta de naturaleza. ¿Y cómo se transforma una ciudad?

La alcaldía de José Maestro (1931-1934), un odontólogo salmantino que estableció su labor profesional en Ciudad Real en 1920, fue el impulsor de los cambios urbanísticos que transformaron la fisionomía de la capital provincial. Además de trasladar la línea ferroviaria fuera de la ronda, llevó a cabo obras de abastecimiento de aguas, un total de ocho kilómetros de alcantarillado y la pavimentación del centro urbano. «No existía, en fin, ni la más humilde evacuatoria», se leía en la propia memoria de gestión de las obras acometidas. La calle Alarcos se ensanchó en avenida enlazando con el parque de Gasset y se proyectó la unión de la plaza del Pilar con los jardines del Prado a través de la actual avenida de Alfonso X el Sabio, así como el levantamiento de nuevas viviendas.

Y además de la morfología urbana, la transformación también afectó a la estética de los edificios con un nuevo lenguaje: el art déco.

Cuando ciudad real cambió - Foto: Rueda VillaverdeUna de sus primeras expresiones la protagonizó el  arquitecto ciudadrealeño Mateo Gayá y Prado (1899-1978), que en 1931 firmaba el Banco Español de Crédito en la plaza del Pilar.

El presidente del Colegio Oficial de Arquitectos de Ciudad Real, Teodoro Sánchez-Migallón, explica que «el art déco utiliza la geometría, predomina la línea horizontal, zócalos muy marcos, cubiertas planas... tiene un aire ordenado y elegante, son edificios robustos», al mismo tiempo que añade que «suelen contar con barandillas de hierro rectas y sencillas a semejanza de la que se dispone en los barcos, mientras que la curva se utiliza en planta como elemento estructural y no decorativo. El arco apenas tiene uso».

josé arias. Pero el gran exponente del movimiento fue José Arias Rodríguez-Barba (1891-1966), figura   enterrada en el olvidoque fue arquitecto municipal de Ciudad Real durante más de 35 años. Arias fue el autor de la Casa Fuertes, más conocida como Casa de la Radio, en 1931; el Mercado de Abastos, finalizado en los años 40; varios edificios de viviendas, entre ellos el de calle Postas, y posiblemente el de la esquina de calle Ciruela en la plaza del Pilar; la biblioteca popular y la casa de pájaros del parque Gasset; la Casa de Propiedad Urbana, ya en 1.943; así como las desaparecidas Casa de Socorro (1.931) o la Gasolinera Ford (1.945).

Cuando ciudad real cambió - Foto: Rueda VillaverdeCalificado por unos como art déco y por otros como arquitectura racionalista dentro de un debate que todavía perdura, el arquitecto e investigador José Rivero, que con sus publicaciones ha recorrido la arquitectura de Ciudad Real en el siglo XX, habla de «simplificación formal», y particularmente sobre Arias Rodríguez-Barba  no oculta la necesidad de elaborar una monografía, aunque sobresale el artículo que le dedica Diego Peris en la revista Formas de arquitectura y  arte.

 «Coincidió la voluntad reformista de la Administración central con la municipal de José Maestro», señala Rivero, que resalta por encima de todo el desaparecido Cine Proyecciones, obra de Luis Labat Calvo en 1935 y que fue derruido en 1965 por Caja Rural para construir el actual edificio de  apartamentos que se encuentra frente a la subdelegación de Gobierno.

Así, como reflexión, el valor de lo que perdura, pero también la tristeza de la pérdida con la amenaza constante hacia los edificios en desuso en la actual Ciudad Real. 

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