Una devoción de cerca

D.F.
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La bajada de la Virgen del Prado desde el Camarín congrega en la catedral a decenas de fieles que en muchos casos optan por una breve visita y un momento de oración o reflexión a unos pocos metros de la patrona

Un puñado de fieles aguardan a que se abran las puertas de la catedral para contemplar de cerca, en un acto casi íntimo a la Virgen del Prado que ayer quedó instalada con su paso en el altar mayor. El estampido de los fuegos artificiales y el repicar de las campanas marcó el momento de apertura, mientras los integrantes de la Hermandad abrían primero la puerta del templo y la reja exterior.