La Fábrica III acerca el arte sin formalidades

Diego Farto
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El colectivo que rige el nuevo espacio de la calle Postas subraya la capacidad de este espacio de trabajo colaborativo para atraer espectadores reacios a acercarse a los museo.

Dos visitantes de 'La Fábrica', ante las obras de la exposición. - Foto: LT

El espacio creativo de La Fábrica toma nueva forma, ahora en la segunda planta y la azotea de un edificio de la calle Postas donde los integrantes del colectivo se reparten por las distintas salas para escuchar música, charlar o contemplar la exposición La destrucción como herramienta de creación, con propuestas de cinco artistas extranjeros residentes en Ciudad Real, Luandino Ngema, Sahij Ibn-al Arabi, Fátima Benlabbah, Cornelia Guzmán y Yang Yang.

En un día en que no hay una actividad concreta varios personas acceden al piso situado en la segunda planta del edificio. La azotea aún no se ha terminado de acondicionar aunque el portavoz del colectivo, Sergio Afonso, accede a mostrarla y aprovecha la ocasión para señalar un solar frontero. «Si consiguiésemos los permisos necesarios del Ayuntamiento y la autorización del propietario ahí podríamos hacer conciertos en verano», cifra su siguiente proyecto.

Afonso advierte que el desarrollo de La Fábrica «es colaborativo, con muchas reuniones de amigos en las que quedábamos para charlar de cómo teníamos que gestionar y acabábamos haciendo pequeñas obras de rehabilitación, desde arreglar la electricidad o la fontanería, pintar los suelos, y limpiar». En este proceso estuvieron algunos socios, de los más de 1.100 de La Fábrica.

Más de la mitad de los 150 metros cuadrados se dedican a exposición, dividida a su vez «en tres secciones, fotografía, arte urbano y videoarte que ponemos juntos y lo que es la sala la de exposiciones».

El portavoz del grupo añade que en esta nueva etapa, su objetivo es centrarse en el arte conceptual, como una forma de acompañar a un público que «no sólo viene a ver arte, sino que también quiere pensar a reflexionar y reunirse con gente que es colaborativa».

El piso cuenta con una zona gastronómica y una sala de té. En este sentido, Afonso advierte que la zona de sabores «no es ni una cocina ni un restaurante, sino un espacio donde los productores locales o pequeños artesanos pueden organizar una degustación o una pequeña cata».

Otra de las integrantes del núcleo activo de La Fábrica, compuesto por unas 10 personas, Ana Vecino, explica que el reparto de funciones entre unos y otros no es algo rígido, «depende de las capacidades de cada uno», apunta.

El artista argentino Rufo Cienfuegos, quien lleva colaborando con el proyecto de La Fábrica desde sus inicios en una nave industrial de la calle San Urbano, «y ahora contamos con un edificio prácticamente para nosotros solos», refirió.

Por su parte, María Ciudad ve este proyecto como una ocasión para acercar el arte «a personas que a lo mejor les da un poco de reparo acudir a un museo, piensan que eso es demasiado serio», y esa es su principal aportación al colectivo hacer que ese público que es refractario al arte acuda y aprecie lo que se hace en sus instalaciones.

La nueva sede de Postas es lugar de acogida para Uforiacolective, colectivo dedicado a la música electrónica. Uno de sus integrantes, Jesús Ramírez, explica que «en Ciudad Real no hay una escena electrónica que permita sacar esta música de la luz», de modo que en La Fábrica han encontrado «un lugar para desarrollar nuestra actividad».