El Consejo General del Poder Judicial puso ayer negro sobre blanco la situación que atraviesan los órganos judiciales en la provincia de Ciudad Real y en el conjunto del país en el mes de junio, un periodo en el que ingresaron más de 13.000 asuntos quedando casi 26.000 pendientes de resolución.

De esta forma, la tasa de pendencia, que es la que mide el nivel de atasco que tienen los juzgados de la provincia y que expresa el tiempo que sería necesario para acabar con los asuntos pendientes, sin que entrase ninguno más y al ritmo actual de trabajo, se situó en casi dos años, con los juzgados de Valdepeñas como los que peor tasa presentan, con casi 29 meses de atraso mientras que los de Almagro son los que viven una situación más desahogada, con una tasa de pendencia que, traducida en meses, sitúa el trabajo acumulado en algo menos de un año.

Esa realidad que dibuja el TSJ sin embargo deja datos casi alarmantes, como es la situación que sufren los juzgados que se encargan, especialmente, de los casos de violencia sobre la mujer. Pendientes aún de que se decida crear un juzgado exclusivo para abordar los casos de violencia machista, en la capital es el Juzgado número 5 el que asume ese trabajo en unas condiciones que, según las cifras oficiales que maneja el TSJ sitúan la tasa de pendencia por encima de la década: con 72 asuntos pendientes sobre la mesa, serían necesarios algo más de 10 años para dar respuesta, al ritmo actual de trabajo, a todos los procedimientos a los que la Justicia está pendientes de dar una resolución en el partido judicial de Ciudad Real capital. El segundo juzgado con mayor tasa de pendencia es otro que se encarga de los casos de violencia machista: el de Valdepeñas, con una estimación de tiempo para solucionar su carga de trabajo pendiente que roza los 9 años de plazo.