Cuando apenas queda un mes y medio para finalizar 2018, el año, en materia de accidentalidad laboral en la provincia va peor que 2017. Ciudad Real, hasta el mes de septiembre, sumaba 250 percances con baja más ocurridos durante la jornada laboral o en el desplazamiento hacia el puesto de trabajo que en los tres primeros trimestres del año pasado.

La explicación a este incremento, según las cifras a las que daba marchamo oficial el Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social, hay que buscarla sobre todo en un sector laboral, el de la construcción: si en 2017 el número de accidentes contabilizados en el ladrillo ascendía a 602, entre enero y septiembre de este 2018 son ya 784, un incremento del 30 por ciento que no se corresponde con una evolución al alza de las cifras de trabajadores de la provincia que desarrollan su actividad en este sector. De hecho, atendiendo a las últimas cifras de la Encuesta de Población Activa, correspondiente al cierre del mes de septiembre, ahora hay 700 personas menos trabajando en la construcción que un año antes, aunque las cifras de accidentalidad se han incrementado. De hecho, la construcción acapara el 22 por ciento de todos los accidentes laborales que se contabilizan en la provincia. Eso sí, en el conjunto de la provincia hay más accidentes en la provincia aunque también más gente trabajando. De los 129.356 afiliados de media anual del año pasado se ha llegado a los 133.805.

Otro de los grupos donde también hay que anotar este año más accidentes en el trabajo que en 2017 es la industria manufacturera, que suma casi un centenar de siniestros más este ejercicio, mientras que la agricultura y la ganadería consiguen recortar sus cifras de siniestralidad en un 15 por ciento.

En cuanto a la gravedad de los accidentes ocurridos, en este 2018 son ya cuatro las personas que han perdido la vida en el trabajo, uno menos que el año pasado.