El colectivo cultural La Fábrica se prepara para abrir su tercera sede y a diferencia de las dos primeras (calle San Urbano y avenida de Valdepeñas), lo hará en un edificio céntrico, en el entorno de la plaza Mayor, puesto que estará en la calle Postas, en medio del tramo peatonal del inicio de esta vía, según reveló el portavoz del, grupo Sergio Afonso.

La Fábrica reiniciará su actividad como una galería de arte local, pero orientada al arte disidente. Por este motivo, su primera exposición será una muestra de artistas extranjeros que residen en Ciudad Real. Allí estarán presentes Luandino Ngema, Sahij Ibn al Arabi, Fatima Benlabbah, Cornelia Guzmán y Yang Yang. Su propuesta artística partirá de la destrucción como herramienta creativa.

De esta forma, el grupo incide de nuevo en sus propuesta de dar vida a edificios sin uso, contando con la autorización del propietario. «Partimos de un mapa de Ciudad Real Imaginaria para identificar los edificios vacíos y localizamos éste», una construcción de 1956, sin ningún tipo de catalogación patrimonial, advierte, pero que entra dentro de un tipo de viviendas que desde el grupo piensan «no debe desaparecer».

Por este motivo, los artistas participantes en el proyecto están elaborando un manifiesto para la reapertura de La Fábrica, prevista para el próximo 30 de noviembre, centrado en la necesidad de defender el patrimonio sin necesidad de que los edificios a conservar tengan una catalogación específica, sino por el hecho de que tales construcciones se conserven permite mantener las señas de identidad de la ciudad. «Conservando estos edificios es más fácil entender la evolución de la ciudad a lo largo de toda su historia», puesto que los edificios levantados hace unos 70 años están siendo derribados para levantar nuevas construcciones, explicó Afonso, que es arquitecto de profesión. Al mismo tiempo, se consigue otros de los objetivos del colectivo, la recuperación de la ciudad y de sus edificios por medio de su uso cultural y artístico.

De acuerdo con sus propietarios, la recuperación de este edificio ha requerido la elaboración de un proyecto completo para sanear suelos y tabiques, renovar la instalación de electricidad y fontanería después de muchos años sin uso y hasta se ha instalado un ascensor para cumplir con las condiciones de accesibilidad de cualquier espacio público.

La Fábrica dispondrá así de una casa de dos plantas y azotea con 150 metros cuadrados, con una sala principal que se convertirá en el espacio expositivo, pero también podrá habilitar salas de reuniones y estudios compartidos para los artistas, aunque en este caso, la zona asignada a esta función ya está completamente ocupada. La terraza superior también podrá acoger actividades.

En cuanto al tipo de actividades que se desarrollarán, se mantendrá la línea de los anteriores locales, con propuestas de tipo alternativo, exposiciones, mercadillos, debates o conciertos y también se buscan nuevas propuestas que permitan alcanzar nuevos sectores de público. Así, Afonso detalla que se está buscando personas que estén dispuestas a hacerse cargo de un futuro club de lectura.