El encaste Murube surgió como un torrente en Piedrabuena, con la virtud principal de la clase y la fijeza. Cierto es que los dos primeros y alguno más, adolecieron de falta de fuerzas, pero amigo mío, la nobleza que exhibieron fue un común denominador toda la tarde. Los lidiados en tercer, cuarto y quinto lugares alcanzaron el culmen en sus embestidas enclasadas y elevaron el tono del festejo. Además, estuvieron bien presentados, con romana y lustrosos, siguiendo el prototipo y el fenotipo de lo que siempre fue este toro, que al parecer, vuelve por sus fueros en corridas de a pie.