Una mecenas volcada con su ciudad

D. F.
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El biógrafo de Elisa Cendrero, José González Ortiz, observa que la mecenas preparó a conciencia la cesión de su casa al Ayuntamiento

El Elisa Cendrero fue el primer museo de que dispuso el Ayuntamiento de Ciudad Real, mediante la donación de la casa y sus enseres que realizó la benefactora que le da nombre. El próximo 24 de noviembre, después de 13 años de cierre de esta instalación, una circunstancia que anima a José González Ortiz, que fue director de este museo, a hacer una valoración sobre la vida de Elisa Cendrero, de quien escribió la biografía Elisa Cendrero, aquella dama de un Ciudad Real 1888-1977, publicada en 2013.

González Ortiz explica que su biografiada «siempre fue una mujer muy vinculada a Ciudad Real, muy devota a la Virgen del Prado», y con un don de generosidad que hacía que «cualquiera que se acercara a ella, un consejo, dinero, o un obsequio se lo llevaba puesto».

En sus últimos años, la mecenas «tuvo muy claro y así me lo transmitieron sus hijas, que no quería que su casa, un edificio modernista, donde guardaba recuerdos familiares del siglo XVII y donde había vivido prácticamente toda su vida se tirara o la destrozaran, como otras casas solariegas que se tiraron», recordó su biógrafo.

El escritor y técnico de museos detalla que la casa situada en el número 11 de la calle Toledo tuvo entre sus propietarios «varios expresidentes de la Diputación Provincial», como el padre de la donante, José Cendrero Díaz del Castillo, quien en dicha función fue quien inauguró el edificio de la Diputación Provincial hace ahora 125 años. José Cendrero descendía de del cronista de la Conquista de Nueva España Bernal Díaz del Castillo; del mismo modo que también se encuentran recuerdos del esposo de la legataria, Ramón Medrano.

El escritor detalla que Elisa Cendrero preparó a conciencia la cesión de su casa a Ciudad Real, puesto que legó a sus hijas, María José y Elisa, un piso en Ciudad Real, y posteriormente se puso en contacto con el Ayuntamiento «para ceder la casa y su contenido al Patrimonio Municipal».

El legado cedido con la casa estaba compuesto por muebles antiguos; colecciones familiares, como la de cerámica o la de abanicos. De modo que «el 80 por ciento del contenido que había en la casa cuando vivía se quedó en el museo».