La cena de hermandad tras la asamblea de Caja Rural Castilla-La Mancha se convirtió ayer en un campo de batalla entre el presidente de la Junta,Emiliano García-Page, y el delegado del Gobierno, José Julián Gregorio. No estaban solos. Dos mil socios de la primera entidad financiera de la región les escuchaban y ambos aprovecharon para lanzarse reproches a la vez que ofrecían entendimiento.