En los últimos años se han intensificado los trabajos para mejorar el hábitat del conejo, que constituye la base de la alimentación del lince ibérico. Entre 2014 y 2016 se han construido diez cercados de repoblación con una superficie de 109 hectáreas, donde se han construido los vivares a base de palés de madera, jara y tierra, y se han realizado siembras para facilitar alimento a los conejos.