Nacer pronto

Hilario López Muñoz
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El hijo de Francisco José Pozo y Leticia Lópeznació a las 26 semanas y pasó dos meses en la UCI Neonatal antes acompañarles a casa

Lucas Pozo debía ser un ciudadrealeño a punto de cumplir diez meses pero ya va por los 13. Nació en el 5 de octubre del pasado año, tres meses antes de lo esperado, en mitad de unos encierros de Villamanrique que se vieron interrumpidos para el traslado de su madre Leticia López y de su padre Francisco Pozo, de urgencia a Valdepeñas y luego al hospital de Ciudad Real para dar a luz. El de la capital es uno de los dos hospitales con UCI neonatal en la provincia, el otro es La Mancha Centro de Alcázar. Su historia es la de un gran prematuro, nació con 26 semanas, con 1,2 kilos y 36,5 centímetros.  

«Son cosas que no sabes que van a pasar y tampoco te dicen a consecuencia de qué ha podido ocurrir», comenta la madre de Lucas, que pasó cuatro días en el hospital con una medicación para retener el parto, pero finalmente el pequeño decidió salir. A partir de aquí empezó el periplo de Lucas de 62 días en el hospital, en el que a los padres han ido marcando pautas como todas las consecuencias que podría haber en el parto: los corticoides que se inyectaron para favorecer el desarrollo de sus pulmones, aún no formados; y las fechas marcadas, sobre todo las primeras 24 horas, claves para la supervivencia. Hay muchos aspectos que entran en juego en un parto prematuro, el más llamativo por ejemplo, que «hasta la semana 31 no tienen el instinto de mamar, así que se alimentan por sonda», incluso hay atención temprana para desarrollar «ese instinto que ellos debían haber nacido con él» y la vida en la unidad de cuidados de los ciudadrealeños más pequeños.

Lo peor de que el hijo esté en la UCI Neonatal durante dos meses es «el no estar con él» pero también «el sentimiento que queda al dar a luz y que te den el alta». «Tú te vienes, sabiendo que él se queda allí» y esto les ocurre a estos padres, que tienen piso en Pío XII, pero también a quienes son de La Solana o municipios lejanos que cada día deben coger el coche para llegar al hospital donde pasan horas y horas sin un espacio propio. Esta es una reivindicación de este día del Prematuro que se celebra el 17 de noviembre. «Se trata de un espacio para despejarte, para estar tranquilo y descansar».

fuera del hospital. Al salir del hospital continúan los cambios ya que llegan al hogar entre «muchas restricciones» desde que no lo besen a no ir a sitios cerrados o que no lo coja gente que no sean sus padres. «En cualquier infección a ellos se les multiplica el daño que le puede hacer». Además continúa el tratamiento de atención temprana, en su caso en Madrid, donde trabajan. Se actúa en el desarrollo psicomotriz para que mantengan el ritmo de desarrollo. El niño tiene lo que se llama «edad corregida» que se nota en aspectos como la alimentación que «es muy estricta». «Lucas no se alimenta como un niño de 10 meses sino de siete», comentan los padres, y en esa atención le enseñan movimientos que debería tener. Cada caso de niño prematuro es un mundo, pero hay aspectos como acudir «un mínimo de dos veces al mes» al hospital para ver la evolución de las distintas patologías, es algo común.

El nacimiento de un bebé prematuro, más allá de lo sanitario, «rompe los esquemas» y la planificación de compras y otros aspectos. «Todo se descuadra y se trata de intentar ver las cosas desde otra perspectiva». Entre esas cosas que no pudo hacer ella hay aspectos como la clase pintura en la barriga, las compras de última hora... «Todo se acelera y priorizas. Te dedicas a venir al hospital, al día a día».

En el futuro explican que estos niños salen adelante, que no hay que preocuparse y se debe sacar optimismo. «Mi hijo cuando nació era pequeño pero tenemos un amigo que tuvo el hijo después y ahora son del mismo tamaño». «Se sale y hay que tener mucha fuerza y es necesario que empaticen unos padres con otros y escuchar lo que les ha pasado».