El binomio entre el mercado y las ayudas, el que permite sacar a flote el campo español, se ha puesto sobre la lupa de algunos de los principales mandatarios agrarios durante esta semana. Desde un foro celebrado en la capital de España se ha escrutado un sector que da de comer a miles y miles de familias de agricultores y ganaderos de la tierra y que, ajenos a los grandes debates, se verán condicionados por las próximas decisiones que se adopten en el sector primario.

Lo sabe bien Pedro Barato, quien lidera la Asociación Agraria Jóvenes Agricultores (Asaja) desde 1990 y quien participó en una reunión con parlamentarios europeo para abordar dos cuestiones de relevancia para la vida en el campo: las prácticas desleales en la cadena de valor agroalimentaria y la futura reforma de la PAC. La primera, la comercialización de productos agrarios, conlleva alrededor del 70% de la renta de los agricultores, mientas que la segunda, las ayudas que llegan de Europa, suponen el 30% restante. Ambas son, pues, fundamentales para el sector.

Respecto a la primera de ellas, el ciudadrealeño Pedro Barato subrayó la necesidad de que se eleve al conjunto de la Unión una directiva que permita actuar con rapidez «y con sanciones» las prácticas ilegales que se comentan en la cadena de valor, unas ‘reglas del juego’ con las que ya cuenta España y que se podrían extender al resto de países del club europeo.

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