El Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social cerró ayer las cifras de siniestralidad laboral en la provincia de Ciudad Real durante 2018, periodo en el que perdieron la vida seis personas en accidente laboral en jornada y una más mientras se desplazaba a su puesto de trabajo. Según el departamento que depende de la castellano-manchega Magdalena Valerio, el número de fallecidos se rebaja con respecto a los nueve que hubo que lamentar en 2017, aunque en 2016 fueron tres las víctimas mortales contabilizadas por accidentes en el trabajo.

Desde 2008, la provincia ha conseguido reducir el número de víctimas mortales por debajo de la decena y lejos quedan ya los tiempos en los que la cifra de fallecidos llegó hasta las 25 personas en el año 2003, o los 22 de 1989, los dos peores años para la seguridad laboral de la provincia de las últimas tres décadas.

Pese a ese descenso de los accidentes más graves que cuestan vidas humanas, Ciudad Real sumó 4.999 siniestros en el trabajo, según la estadística ministerial, la cifra más elevada desde el año 2009. En esa evolución tiene mucho que ver el hecho de que ahora son más los ciudadrealeños que están ocupados. Según la Encuesta de Población Activa, 2018 se despidió en la provincia con casi 189.000 personas ocupadas, la cifra de trabajadores más elevada desde 2011.

La construcción volvió a ser el sector productivo más afectado por la siniestralidad, con el 21% de los accidentes en jornada laboral, aunque su peso en el empleo se reduce a generar el nueve por ciento de las ocupaciones. La industria manufacturera ocupa el segundo lugar en las cifras de accidentalidad laboral en la provincia, con el 19% de los siniestros, mientras que la agricultura generó otro 13 por ciento de los accidentes.